El objetivo de cualquier estrategia de marketing enfocada a la visibilidad online persigue aumentar la consciencia de los usuarios sobre la existencia de una marca o negocio. El concepto de la visibilidad no se basa únicamente en tener presencia en Internet, es decir, contar con un sitio web operativo o tener perfiles en las redes sociales.

Va mucho más allá y exige un esfuerzo constante, una buena visibilidad incluye poder aparecer entre las primeras posiciones de los buscadores, como Google, para términos relevantes y de alto potencial de búsqueda (lo que a su vez generará un mayor número de visitas y tráfico cualificado hacia el sitio web) y generar conversiones, fidelización o influencia; consiguiendo un mayor número de suscriptores en las redes sociales, que se involucren de manera activa con la marca y compartan tu contenido con sus contactos.

Del tráfico «casual» o interesado al de calidad. El contenido se ha convertido en el principal estímulo para las ventas en el mundo digital.

Pero ¿qué significa «tráfico de Calidad»? Según Roger Bretau, puede definirse como «todo aquel que aporta valor a nuestra empresa y a nuestros colaboradores o grupos de interés, sea cual sea». O dicho de otra forma, aquel que contribuye de manera más o menos directa a conseguir nuestros objetivos de negocio. Aunque el tráfico casual también puede aportar beneficios a tu empresa o marca, está claro que los usuarios que llegan a tu web con una intención prefijada son más fáciles de encajar en el embudo de conversión y de acabar generando una venta.

El área de ventas es fundamental para el crecimiento de una empresa. Manteniendo una reputación online y offline impecable, se consigue confianza y, una vez que ya te conocen, fidelización. No se trata solo de ofrecer un producto o servicio, es dar a entender que tienes una solución para su necesidad y un posible punto de apoyo si después necesitan algo más.

Es el paso final, llamamos «conversión» a cada una de las acciones que realiza el cliente y que están alineadas con nuestros objetivos. Por ejemplo, podemos querer que los usuarios compren un producto, se inscriban a nuestras newsletters o compartan un curso nuestro.

A veces se asocia el término «conversión» a la venta, pero hay muchas acciones previas del usuario que también se pueden medir y nos puedan ser interesantes para seguir mejorando y creciendo.